![]() |
Fuente |
Sweet Sacrifice, una de las mejores canciones de Evanescence, formó parte de ese disco que no paré de escuchar en verano de 2007: The Open Door. Y ahora, lo escucho tras tanto tiempo...
A veces, podemos hacer memoria sin ponernos a pensar. Si leemos un libro, vemos una película o, como en este caso, escuchamos una canción que devoramos en una etapa de nuestra vida, es deleitarnos con los primeros compases y viajar a esos momentos.
Y, de repente, vuelves a disfrutar de un grupo que escuchabas sin parar hace seis años y evocas por qué te gustaba tanto en esa época y por qué ahora los sigues escuchando sin sentir ninguna vergüenza. No siempre tengo esa suerte, pero cuando la tengo, debo compartirla de alguna manera.
![]() |
Fuente. |