El
hecho de reseñar una serie manga que lleva docenas y docenas de números
publicados es que rápidamente encuentras el defecto o virtud de estas obras. En
el caso de Bakuman tenemos la larga historia de dos jóvenes mangakas y sus
problemas a la hora de publicar.
La
habilidad de sus autores Tsugumi Oba y Takeshi Obata (autores de Death Note) está
clara cuando consiguen mezclar la historia de estos jóvenes autores, el
dibujante Moritaka Mashiro y el guionista Akito Takagi, con su amistad y sus
vivencias de adolescentes: graduación, exámenes… Y chicas. Porque la promesa de
que el dibujante y la chica, Azuki, que le guste solo se casen cuando él sea
famoso por el manga y ella como actriz de doblaje de anime es una idea bastante
rara para los tiempos que corremos a la par que el leitmotiv de toda esta
historia.
Al
mismo tiempo se indaga en el mundo de los editores de la revista manga por
excelencia y cómo estos compiten entre sí por tener el nuevo éxito, mientras
que otros fardan de la aparición de un chaval Eiji Nizuma, que vive por y para
el manga que podría desbancar a los mayores éxitos.
El
dibujo cumple y el guion también pese a algunos manierismos del manga, la
traducción o la edad de los protagonistas, el problema es que la serie avanza
con cierta lentitud (que no relleno) y uno nota que quizás se podría contar lo
mismo en menos. Pese a ello, sigue siendo una lectura disfrutable.
Y
al seguir con Bakuman nos
preguntamos por el camino cuánto habrá de autobiográfico en estas páginas y
cuánto de la industria real se refleja.