Crítica de Aliens, el regreso; el riesgo siempre vive (y el Alien también)


El riesgo siempre vive es una frase cuyo autor se cree que fue Cicerón y que adorna la “coraza” de la marine Vásquez[1] en la Aliens, el regreso y parece que es el lema que resume esta afortunada secuela, que elevó la saga al carácter de mito.
En 1986, varios años después de Alien, el octavo pasajero, el director y guionista James Cameron se encargó de la secuela: Aliens, el regreso. Lejos de intentar emular el terror claustrofóbico que generó el primer film de Ridley Scott, tan lovecraftiano en algunas cosas, Cameron decidió dar su sello propio, aunando al terror grandes dosis de acción y secuencias adrenalíticas. ¿Resultado? Una de esas secuelas que nos hace decir que la frase “segundas partes nunca fueron buenas” tiene excepciones.
Ripley y una sorpresita.
La actriz Sigourney Weaver regresaría para dar vida de nuevo a Ripley, seguramente la mejor heroína del género fantástico. Weaver no estaba muy convencida en volver si Ridley Scott tras la cámara y hubo problemas con su contrato[2], pero al final regresó como un personaje más herido, fuera de su tiempo como si fuera Steve Rogers (despierta casi sesenta años después) y buscando superar un miedo que la devora por dentro: el alien. El descubrimiento de Ripley y su regreso al tenebroso planeta de la primera parte, ahora colonizado por humanos, es un punto de arranque interesante donde se van teniendo todas las piezas.
Lástima que en la versión final no tengamos la subtrama de la hija de Ripley (encarnada por la madre de Weaver), pero la aparición de la joven Newt (Carrie Henn) aporta esa relación de madre e hija que sirve a Ripley para exorcizar parte de su pasado. No es de extrañar que Ripley consiguiese su nominación a Mejor actriz por una película tan diferente a lo que suele preferir la Academia.
La pequeña Newt, la representación de la hija perdida de Ripley.
Sobre la recreación del Alien, aquí ya no se juega tanto con las sombras aunque en el primer tercio de la película mantenemos la atención por si será o no cierto que existen estas bestias. Luego, su llegada por docenas, la aparición de los huevos o la Reina Alien han convertido a Aliens, el regreso en una auténtica joya del suspense. Puede que se eche de menos el trabajo de Giger, con su tenebrosidad y perversidad, pero Cameron también supo darle un enfoque que no desentonase pero que tampoco fuese un plagio.
Aparte de los monstruos se nos presenta a alguien peor: el propio ser humano, capaz de traicionar a todos por el dinero, como ocurre con los emisarios de la compañía Weyland-Yutani, con sus colonias basadas en la terraformación y sus actos mezquinos.
Dirección, guion, interpretaciones, ambientación, efectos especiales… Todo funciona en Aliens, el regreso para crear una horripilante sensación de estar dentro de una terrible odisea y salvaje pesadilla de la que parece que no hay escapatoria ni para los personajes ni para Ripley.
Bienvenidos a la pesadilla.
Tal vez el menos acertado es James Horner. El compositor no acabaría contento con un trabajo que va afinando más en el tercio final que al principio, donde se abusa de ciertos tics de las marchas militares para presentar una y otra vez a los actores que encarnan a los marines (que, como curiosidad, son homenajes a la novela Starship Troopers, y que fueron entrenados como tal antes del rodaje).
Aliens, el regreso juega con la intriga hasta el final, creando varios falsos finales y una tensión terrible que crece desde la presentación del remedo del androide Ash, aquí llamado Bishop y que nadie sabe si es de fiar. Cameron deja sin respiro al espectador para luego calmarle y decirle: “todo acaba…” y aprovechar para dar otro susto y retorcer más la situación. El exceso de “finales” no está mal, pero el mayor problema es que presenta un desenlace demasiado parecido al del primer film.
La bestia.
En mi crítica de la primera parte, comentaba que Alien había sido un milagro porque resultó ser una joya pese a todos los problemas durante el rodaje y lo mismo ocurrió con Aliens, el regreso: la película no se terminó de montar y editar hasta una semana antes del estreno.
Aliens, el regreso es una secuela con sello de su director, que supo honrar a su predecesora, y forjar una franquicia aunque fue un riesgo, pero acaso ¿el riesgo no siempre vive? El Alien también.
Ripley enfrentándose a todo.


[1] Sí, el prototipo de Michelle Rodríguez.
[2] La Fox pidió a James Cameron que escribiera otra historia donde no apareciese el personaje de Ripley, pero el director se negó.

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