Pero nadie la vio porque estaban llorando…
Y al nadie verla, ella pensó que sólo había fantaseado con revivir y volvió al ataúd, triste.
Fue enterrada
Las palabras del amo del Hades fueron claras: “Si alguien te mira, dulce bailarina, volverás con los vivos. ¿Será tu arte digno valedor de tu retorno?”.
Ella no contaba que su muerte hubiera supuesto suficiente tristeza para que nadie abriese los ojos, ni siquiera ante su artístico regreso.
La chica aprendió algo: los cementerios son ciudades que no pueden quedarse sin fantasmas…
Y menos de arte y lágrimas.