¿Cómo poner el punto final a tu historia?

¿Cómo se escribe el final de una historia? Fuente.
“—Un final triste —dijo Yarvi. 
—Muchas historias felices los tienen —respondió Jaud”.
Medio Rey de Joe Abercrombie.

Esta es una de las partes más complicadas de una historia, porque es a la que muchos se les resiste. Puedes haber logrado comenzar e incluso continuar una historia, pero puedes llegar a sentirte bloqueado cuando no sabes cuál debe ser el desenlace de tu novela, tu relato, tu película... ¿Adónde te ha dirigido el largo camino que has emprendido? 

Y si bien hay una interesante filosofía que nos dice que es más importante el camino que la meta en sí (es lo que dicen de muchos de los finales de Stephen King, como el de Apocalipsis o La Torre Oscura), bien me temo que ningún escritor está decidido a escribir un mal final igual que no creo que ningún lector esté dispuesto a leer un mal final. Simplemente, se acepta que no hay sido el final que deseábamos, pero nadie quiere hacer nada mal pudiendo hacerlo bien. Y eso que no soy de los que me obsesiono con los finales.


En mi caso, mis historias siempre tienden desde un principio hasta un final y lo que realmente me cuesta es el puente, la transición entre ambos puntos. A menudo, sé cuál es el comienzo y sé cuál es final, pero hay que atar ambos puntos; de ahí, surge el nudo. 

Saber cuál será tu final, te permite algo muy interesante y es no perderte, dar pistas, dejar una historia coherente… El otro riesgo es que no sepas como acabar y termines arrojando un meteorito y matándolos a todos (un final brusco que le encantaba poner a un amigo en sus relatos de la ESO. Podía escribirte una maravillosa historia de amor y fantasía, pero al no saber cómo seguir, terminaba con un meteorito, un boom y todos muertos. ¡Fin!). 

Sea como sea, desde que escribo las primeras palabras, presento a los primeros personajes o la historia empieza a desarrollarse en mi cabeza, me imagino cómo será el final. Y voy a contaros un par de cosas sobre este tema.


El final está cerca. Zas, zas, zas... Fuente.

¿Saber el final antes de llegar a él?


La primera vez que me ocurrió (o la primera que recuerdo con fuerza) fue en 2008, cuando escribía La Historia: supe cómo terminaría algo que acababa de empezar. En esa época, escuchaba mucha música y pensaba en cómo desarrollar aquella novela enorme que empecé a concebir (y que a día de hoy, espera terminar de ser reescrita y publicada). Y en esos momentos, sabía qué le ocurriría a mis protagonistas desde su primer acto hasta su conclusión, el tercero. Solo había que atar partes y ya estaría todo. Y conseguí hacerlo y eso fue para mí todo un aprendizaje.

Desde el inicio de Hollow Hallows, supe que el desenlace iba a ser trágico, que no habría esperanza, sino una serpiente que se devora a sí mismo y un ciclo que nunca termina, provocado por una venganza entre los soñadores, los escritores y los viajeros del tiempo. Era una historia oscura y creo que la tragedia es el género que encajaba mejor con su despedida, por encima de un adiós feliz. 

Los teóricos llamarían a ese adiós un final cerrado: no caben continuaciones, no hay muchas preguntas más que responder, el destino juega con la llave y las puertas nunca más se abrirán, por muy simétrico que sea.

En el caso de Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, supe desde el primer capítulo quién asesinó a Aurora y toda la trama consistió en engañar al lector, engañarme a mí y jugar con las diferentes piezas. Sabía cómo sería la revelación, supe qué pistas tender (es genial releer de nuevo tu novela antes de terminarla) y qué piezas recoger, pero a la hora de la verdad lo único nuevo fue la batalla y cómo se desarrollaría y qué supondría.

Un dato: pese a que Devon Crawford es una saga y contará con otras obras, el final lo considero conclusivo (puedes no leer la siguiente parte), pero sí que deja algunos apuntes en el aire para futuras continuaciones (por tanto, es un final abierto).

¿Quiere decir esto que debemos conocer el final antes de escribirlo? No, el arte no entiende de normas. Puedes correr tantos riesgos conociéndolo como no, pero es la estrategia que suele funcionarme.

Ambos desenlaces los considero sorpresa. Hay un misterio en ellos (quién ha jugado con Garric Odell; quién intenta destruir la dimensión de Devon) y obtenemos una respuesta que quizás no sea la más imaginada. Me gusta jugar con esos asuntos, con el impacto, porque es algo que me encanta en las obras que leo siempre que no caen en el deus ex machina o la sinrazón.

Alguno pensará en dónde queda la sorpresa para el propio autor en su historia si sabe hacia dónde nos dirigimos. Sé que otros pensaréis que al ser nuestra propia obra no hay sorpresa que quepa, pero para mí, sí la hay, es lo que me da ganas de seguir escribiendo muchas veces: sorprender a los lectores y sorprenderme a mí. Es esa búsqueda del asombro lo que me lleva a escribir y, aunque sé adónde voy, muchas veces cambio parte del viaje o el final puede llegar a modificarse según las necesidades de la historia. Una novela, a veces, es como comenzar un viaje: puedes saber de dónde partes y, más o menos, adónde vas, pero el camino siempre guarda sorpresas y nunca sabes bien dónde o cómo acabarás.

Hasta los vampiros deben decir adiós. Fuente.
A este esquema se le puede añadir que hay finales según los sentimientos que despiertan. Hay finales tristes, felices, agridulces… Y lo son por el impacto que suponen en el lector y, seguramente, en el propio autor. Si bien el adiós de Hollow Hallows siempre creí que debía ser oscuro y triste, considero que el hasta luego de Devon Crawford es más esperanzador (hay derrotas, sí; pero queda esperanza, como en la vida). Algunos personajes logran sus objetivos, otros no y, a veces, conseguirlo tampoco es la garantía de la felicidad.

Por último, ¿cuáles son mis finales favoritos de novelas, películas…? Algunos, en su momento, me dejaron un poco fuera de juego, pero con los años, sigo recordándolos para bien. Me encanta el de El Señor de los Anillos, Breaking Bad, Harry Potter, It (Eso), Marina, Fahrenheit 451, From Hell, V de Vendetta, El Caballero Oscuro, El guardián entre el centeno, Medio Rey… Todos ellos me han dado algo más con sus puntos finales: puntos suspensivos en mi propia vida y en ellos vivo, escribo y sonrío. Los viajes nunca acaban para aquellos que encuentran en la ficción su propio camino. 

Esto es todo, amigos. Fuente.

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