Diez cosas que no te dicen de intentar publicar tu novela (y no morir en el intento)


Otro fin de semana más y otra nueva entrega de El Reto del Juntaletras para escribir vuestra novela en doce meses y hablar de vuestro proceso creativo. Olvidad los dulces comentarios autoindulgentes, aquí venimos a llorar y aprender (a llorar), porque el dios de la escritura nos dio un don y también un látigo para flagelarnos (o para hacer novelas donde la gente se pega porque se quiere).

Esta semana quería hablaros de algunas cosas que he aprendido y no se suelen contar porque vaya, ¿por qué van a contarse si son obvias, retorcidas, vergonzantes o increíblemente desesperanzadoras? Mi auténtica pregunta (aunque ya lo habréis pillado por el título de la portada) es: ¿has intentado publicar una novela? Aquí van diez cosas que no suelen decirte.

Y allá... ¡Vamos! Fuente.

1. El mercado editorial depende de las modas


Una cosa elemental, pero que puede que no conozcas si no habitas en el venenoso mundillo literario (afortunado que eres, maldito). Lo comentaba recientemente: podría aparecer Cervantes con El Quijote, preparado para ser publicado, pero las editoriales le dirían que no, que ellos ahora andan buscando novelas de señores seductores y acaudalados a los que les va el látigo y que, a menos que Quijote se ponga ingenioso con Sancho y sus viajes, la novela no se publicará porque no tiene nadie que la lea. Triste, ¿eh?

Dado que ahora estamos en medio de las modas del romance, el libro del youtuber de turno, la distopía y demás, se hace imposible que novelas distintas a estos cánones y escritas por autores que empiezan en el mundo de las letras se publiquen. Me di cuenta hace poco, buscando una agencia literaria, donde decían que ellos no valoraban la calidad del escrito, sino sus oportunidades de ser rentable en el mercado editorial. Qué sincero, ¿eh?

Si entras dentro de esas modas y consigues que te publiquen, enhorabuena. 

Si no entras, pero quieres publicar, no sé si es aconsejable. A menudo, no contamos con la suerte que nos merecemos. Neil Gaiman decía que siempre escribía aquello que le gustaba, porque, aunque al final no cobrase, al menos tendría una buena historia; una de las veces que aceptó algo solo por dinero, una biografía de Duran Duran de la que no se sintió muy orgulloso, no solo apiló un saco muerto de palabras, sino que no llegó a cobrar porque la editorial desapareció. 

Así que tú eliges. Luego no te me vengas quejando o te soltaré mi gatozombi para que te devore.

Gif con dos sentidos: las editoriales pasando de nosotros o nosotros pasando del mercado editorial. Podría estar viéndolo todo el día. Es más, no descarto que sea lo que haga hoy todo el día. Fuente.

2. Y cuando no depende de las modas, depende del amigo de fiar


Pero me diréis: “hey, pero las novelas de fantasía se siguen publicando sin que incluyan distopías de chicas aguerridas con un arco o sin incluir a una tipa que adora que le peguen”. Y es cierto. Fíjate en el autor. Pocos serán debutantes, algunos llevan años en la brecha… Entiende que en ese período de trabajo (sí) han conocido editores, han ganado concursos (de mejor o peor manera… Ya sabéis) y tienen algunos seguidores que “aseguran” las ventas. Contra eso, no somos nadie y es cuestión de tiempo y de que caigas bien. 

¿A qué se hace extraño pensar que Van Gogh murió en la pobreza y que Rob Liefeld sigue trabajando para la industria del cómic? 

Tal vez, el secreto es ser rematadamente simpático, pero aquí no has venido a aprender eso. Aquí has venido a deprimirte.

3. Y cuando no, depende de lo que haya triunfado fuera


“Tío, eres un pesimista. Hay un autor nuevo que ha publicado”. Vale. Acepto la excepción que confirma la regla. Pero y si me dices que es un autor extranjero, te aplaudiré con las orejas (mi don) porque aquí viene el siguiente punto:

La mayoría de las editoriales españolas publican novelas que han sido previamente éxitos fuera de nuestras fronteras, donde ya se les ha hecho campaña publicitaria (la cual se ahorran) y ya hay un murmullo entre los fans. Aunque la novela sea de un autor amateur como el escritor Christopher Paolini que escribió Eragon con quince años (tras empacharse a ver Star Wars y El Señor de los Anillos, coff, coff) o como el autor de La leyenda del Hechicero. El aprendiez, que antes fue un triunfo en Wattpad. No entraré a valorar su calidad, porque seguro que hay joyitas, pero ya me entendéis.

En España (y me temo que en muchos países), tenemos un mercado editorial demasiado temeroso a probar cosas nuevas. Prefiere gastarse el dinero traduciendo, antes que publicando a nuevo autor cuya campaña publicitaria deberían preparar y no se ven capaces. Y siempre está esa actitud de mirar por encima del hombro al joven autor que publica: si te llamas Juan y has escrito una novela muy conocida en Wattpad, pasarán de ti. Si te llamas John y has escrito una lista de la compra muy conocida en Wattpad, te publicarán a patadas.

Ese es el ciclo de la vida y no el que cantaban Simba, Timón y Pumba.

"Ningún problema debe hacerte sufrir... Lo más fácil es... Saber decir... Hakuna matata". Fuente.

4. Necesitas amigos que coman tiburones


Esto se lo he robado a Keith Richards. El guitarrista de los Rolling Stones decía que en la vida necesitábamos amigos, amigos que comiesen tiburones y es cierto. Al menos, creo que lo dijo él. Quizás me lo he inventado.

Lo real es que necesitamos colegas que nos ayuden con nuestros escritos, que nos hagan de lectores de prueba, que recomienden nuestra obra, que nos acompañen en este viaje, que saquen los colmillos por nosotros…

Y nosotros no debemos ser unos divos que pasamos de ellos, que vamos de entes como muchos autores consagrados que veréis por las redes sociales y otros estercoleros de la muchedumbre. Si miráis a los demás desde arriba, quizás jamás veáis las termitas que van a derribar vuestro trono. Lo siento por la metáfora, pero es así.

Esto tampoco debe ser un acto mecánico de: “tú me ayudas, yo te ayudo, nos ayudamos un montón”. No. Esto va de ser buena persona, de crear una red que nos ayude, como decía Amanda Palmer. El arte es un acto de fe. Saltamos al vacío. Necesitamos que alguien nos coja y nosotros necesitaremos coger a otros. El tiempo de ser un imbécil ha pasado. 


A menos que seas un autor extranjero famoso, uno ya publicado o escribas novelas sobre señores que les gustan que les dejen la espalda como el cenicero de un bar.

"¿Publicar algo de fuera con éxito y ahorrarnos pasta?". Fuente.

5. Quien más te ayudará, puede que no sea un autor de tu género


Esta idea es maravillosa. Cuando empecé a publicar relatos y demás, esperaba que los autores de un género similar me ayudasen. Pobre de mí. Escribía historias de ciencia ficción, terror, fantasía… No me esperaba que Stephen King me ayudase (eso lo hace con sus libros), pero sí esperaba que otros autores cercanos no intentasen hundirte o dirigiesen frases con segundas. Aguardaba que no fueran cretinos que se ponen a pregonar sobre lo buenos que son (y luego nunca dicen nada de las malas críticas de su última novela en Goodreads, por ejemplo).

Y aunque en este tiempo he encontrado algunos escritores de temáticas similares a la mía que me han ayudado (no todo en la vida es horror), si os puedo asegurar que la autora publicada que más me ha ayudado no ha sido una escritora de este género, sino de otro, young adult y a menudo con tramas románticas. No nos parecemos en nada y, aun así, he contado con palabras de ánimo y mucho más a través de esa persona que a través de los célebres autores del género fantástico español. E irónicamente, ella vende más, es más cercana y tiene lectores de verdad que devoran sus obras y no una camarilla que busca un poco de atención, como en el otro caso.

Vaya, me he quedado tranquilo.

Nuestro retrato. Fuente.

6. No conseguirás fama y esplendor de la noche a la mañana


Un pensamiento bastante estúpido, pero creo que acertado. Joe Abercrombie lo comentaba recientemente, al recordar los diez años desde la publicación de su primera novela, La voz de las espadas. Él esperaba convertirse en un ricachón con mansión, jet y todas esas cosas que deben tener los escritores millonarios (en mi caso, incluiría el batmóvil). Sin embargo, lo que le vino encima fue trabajo y más trabajo… Y eso ha significado seguir escribiendo.

¿Existen los éxitos en las primeras novelas? Existen, pero ¿realmente quieres publicar algo y que todo lo siguiente sea medido a partir de esa primera novela bestseller? Seguro que me dices que sí, que quieres tu batmóvil.

Aun así, si publicas esa novela y nadie la lee, puede que te sientas frustrado y amargado. ¡Era tu novela, maldita sea! Pero como no se puede obligar a nadie a leer (o quizás sí, pero incluye técnicas como el secuestro o la lobotomización), creo que lo oportuno es cambiar la óptica: no escribas para ser famoso, escribe para ser feliz con lo que creas y para estar contento cuando alguien te lea. No hace falta que sean millones de lectores, hace falta con que sea uno. Eso es lo más valioso.

Y el batmóvil gasta mucha gasolina.

Seremos así. Más o menos. Fuente.

7. Hay editoriales que son pequeñas y otras muy grandes


Este punto duele porque es algo bastante personal. Imagina que has enviado tu novela desde junio pasado a editoriales y que ninguna te ha respondido.

Luego, la has enviado a agencias editoriales y más, nadie te ha respondido. 

Solo queda el silencio.

Pensarás que será que tu novela es una mierda y que, por eso, no se vende ni te responden. 

Eso me ha pasado a mí.

Si quieres, puedo calmarte: sí, puede que sea una mierda, pero quedan otras opciones:
  • A) La has enviado a editoriales equivocadas. ¿En serio querías que esa editorial de libros de cocina publicase tu dragonada sobre orcos y elfos mutantes? A menos que tengas recetas con ellos, como que no. (Nota mental: apuntar idea para escribir un libro de cocina sobre orcos y elfos mutantes con denominación de origen).
  • B) La editorial no busca obras de tu género. Puedes haber escrito El Señor de los Anillos, pero ellos ahora están buscando novelas de vampiros millonarios que comen pumas.
  • C) La editorial es demasiado pequeña. Si publica pocos libros al año, debe distribuir entre sus géneros y no pueden afrontar publicar a tantas nuevas voces como querrían. Un aplauso por ellos y por su labor y un golpe en la cabeza a nosotros mismos por tener tan mala suerte.
  • D) La editorial es demasiado grande. Llegan cientos de manuscrito cada mes a la editorial Marte. Tienen diferentes sellos. Intentan consumir todo lo llegado como si fueran habituales fumadores de opio y se fumasen cada canuto de papel que les cae, con bonitas letras, en la portada. Y aún así, no pueden. “¿Esto lo ha publicado un autor joven y nuevo llamado Jacinto y que no conoce nadie? ¿Es una novela magnífica, pero arriesgada? Uff… No me salen los números” y lo hecha a la papelera de reciclaje. Buen viaje, señor.

Y… Esto son algunos de los motivos que os permitirán seguir durmiendo cada noche y seguir escribiendo. Uno de ellos es el motivo por el que no habéis visto Las Chicas Steampunk publicada. O todos. O no, quizás no mola.

8. La autoedición te quitará la mayor parte de tu vida


Os voy a dejar la pregunta que me tiene escamado desde hace unas semanas: ¿para qué sirve una editorial? Si hoy en día ponen limitaciones y no pueden absorber el volumen de trabajo, ¿todas sus funciones son imprescindibles? 

  • Lectores de prueba, ¿no puedes contar con colegas o gente que conozcas de foros o similares que no les importe mandarte a Mordor de una patada en la boca? 
  • Correctores, ¿no puedes contratar uno o revisar hasta quedarte sin ojos? 
  • Diseñadores gráficos, ¿no puedes pagarle a uno o irte a la facultad de bellas artes todas las mañanas e invitarlos a bocatas hasta que se hagan amigos y puedas hacerle chantaje emocional para que te hagan tu portada? 
  • Publicidad, ¿no puedes hacer tu propia labor publicitaria a través de redes sociales y similares sin ser spammer
  • Publicación, ¿Amazon, Createspace, Bubok…? 
  • Distribución, ¿contacto con las librerías, publicación mano a mano o petición de tu lector por correo de la obra? 
  • Etc, etc.

¿A qué da una sensación extraña de que tú puedes hacer todo? ¿Quieres publicar tu novela sobre payasos adictos a los rotuladores? Puedes. Y lo puedes dividir en nueve partes, con spin off con el payaso triste y otro con la arlequín simpática adicta a los langostinos. Puedes. Libertad para que escribas mientras te sientas feliz con los personajes, incluso si no hay lectores.

Y diréis: ¿por qué no autopublica todo el mundo si además te llevas más pasta que con una editorial, tu novela jamás se agota ni similares? El principal motivo es en realidad una serie de ellos: 
  • Lleva una inversión previa (corrector, maquetador…).
  • La distribución en librerías aún no es lo que debe ser (hasta que Amazon siga abriendo librerías propias y obligue el resto a cambiar).
  • Hay mucho cutrerismo en la autoedición y autopublicación (pego dos fotos de actores de moda en la portada, le pongo de título “el empotrador sagrado” y me pongo las pilas con el Paint).
  • Que conlleva muchísimo tiempo (buscar bloggeros que te reseñen, maquetar tu libro, buscar alguien que te lo corrija, hacer publicidad en redes sociales, hacer colegas escritores…). 

Y al final, tú, que quieres ser escritor, eres esclavo de la autopublicación. Enhorabuena. Mejor acudir a una editorial, se encargarán de todo, cobrarás menos y tendrás tu ego contento al verte en la librería de tu barrio.

La hermosa autoedición. Fuente.

9. La humildad y ser el escritor que quieres ser


Esto va ligado un poco a todo lo anterior, pero podríamos resumirlo en: “tío, tía, no seas idiota”. En serio, no te sienta bien. Es como si de repente llevases la cara llena de barro. No molas. No seas capullo. Sé buena gente.

Y diréis: “eres demasiado optimista. Los escritores de verdad van a lo suyo. No necesitan seguidores pesados ni ayudar a nadie. Hay que se arrogante. Así es como se es perfecto”. Enhorabuena, pero límpiate esa mierda de la cara.

Sea como sea, siempre he pensado que es mejor ser buena persona. Vale, todos tenemos nuestros días, pero en líneas generales… Y, a veces, piensas: "quizás todo esto me pasa por ser buena persona", pero...

Recuerdo una imagen con la que me partí de risa por su ñoñería: “sé la princesa gótica que querías ser de niña”. Me partí de risa. Todos hemos querido ser una princesa gótica, ¿no? Pero creo que lo que es aplicable es “sé el escritor que querías ser o quieres ser”. ¿Quieres ser un idiota? Bueno, vale. ¿Quieres ser un escritor tan majo como ese que te encanta? Inténtalo.

Personalmente, prefiero no ser arrogante (no siempre) y ser humilde, porque la humildad es un arma para la supervivencia. ¿Sabéis que los tiburones llevan siglos y siglos sin evolucionar porque son seres casi perfectos que no han necesitado de la evolución para mejorar? Y por perfectos que sean, se han quedado anclados. Considero que es mejor evolucionar, aprender, porque de resto, todo es estático y aburrido. A menos que cacéis bañistas de vez en cuando. Eso siempre es divertido.

Así de humilde también vale. Fuente.

10. Tienes que seguir escribiendo


Esto es genial, porque muchos post sobre intentar publicar tu novela (de esos que mezclan autoayuda con unas sanas dosis de “voy a copiar un poco de aquí y de allá” para ir de guay y luego lo publicaré en redes sociales, pagaré la promoción y obtendré “me gusta” y el resto de la gente se pensará que tengo razón y soy superinfluyente por tener esos “me gusta”), casi nunca mencionan que mientras esperas, lo más sano es que escribas otra cosa.

En serio, no es sano esperar todos los días. Yo pasé desde junio pasado pensando en recibir un correo de la editorial a la que envié Las Chicas Steampunk. Llegué a soñarlo. Me despertaba de madrugada y comprobaba el correo para ver que no había recibido nada (todos sabemos que los editores trabajan de noche como vampiros, no por chupar sangre, que conste). Recuerdo que salía de mi trabajo de Navidades pensando “ya no escucharás a más señores que vienen a por videojuegos para sus críos de cuarenta años, te dirán que van a publicarte”. Y pensaba, pasase lo que pasase, que, por triste que estuviera, obtendría alguna alegría si veía mi novela publicada por una editorial. Pensaba que conocería a un montón de lectores. Quizás pudiera escapar del Azkaban donde vivía y conocer a los lectores y amigos que tengo en la Península. ¿Imagináis? Yo sí y era mi consuelo.

Y mi condena, porque la esperanza tiene mucho de ambas cosas: de condena y de consuelo.

Y al final, seguí escribiendo M is for Magic y pensando en otras historias. De lo contrario, hubiera estado demasiado triste para haber hecho todo lo que he hecho. Y ha habido días amargos en los que no entendía porqué Las Chicas Steampunk no veía la luz. Y en los que no comprendía porqué ninguna de las treinta editoriales y agencias a las que envié el manuscrito ni siquiera lo han denegado con una carta de no, sino que no han respondido. ¿Y por qué publican novelas de ese señor que escribe en redes sociales sus mensajes de autosuperación y lloriqueo con tantas faltas de ortografía y no mi novela sobre una chica que viaja entre dimensiones? ¿Y por qué…?

Pero he seguido escribiendo cosas como esta y he encontrado algo más de consuelo que de condena. Y seguiré escribiendo mientras haya alguien como tú que me leas. Porque la vida es algo demasiado vacío si no se cuenta con alguien que te acompañe. Gracias.

Soy un ñoño.

Lo sé.

Mi vida. Fuente.
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P.D.: Una editorial acaba de interesarse en mi novela sobre recetas de comida de elfos y orcos mutantes acompañada de señores empotradores y payasos adictos al crack. Lo siento si no me veis en unos días. Soy un divo.


P.D.2: Lo anterior era un chiste para no llorar.

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