Sobre lo que estoy escribiendo: Miedos y más


Mansiones encantadas.
Esta semana, para mí, ha estado marcada por un examen (que a saber cómo ha salido), tener que terminar trabajos (sigo en ello), algún nuevo proyecto (guiones, relatos, artículo científico…), por conversaciones sobre miedo y El Circo de los Horrores.
Sigo encontrando alguna noche para escribir. Eso es bueno. Espero que pronto terminen las clases y que, antes, a mí me haya dado tiempo de terminar las cosas. Finales de noviembre y principios de diciembre suele ser esa época en la que sufres nervios constantes, te da miedo no terminar las cosas… Pero hay que pasar por ello, organizarse y seguir para delante. Eso es lo único que podemos hacer.
Esta semana, he comenzado a reescribir la parte de La Historia que transcurre en Halloween. He recordado bastantes cosas que viví mientras lo escribía. Sobre todo ese fin de semana, hacen un par de años (2008), que dije: “hoy termino esto”. No sabía que iba a ser tres partes hasta ese momento. Fue en ese instante cuando dije: “si transcurre en un internado, pondremos tres actos que recojan cada trimestre”. Ahí nació la estructura de La Estructura.
En esa época, tecleé como un loco y creo que un domingo por la mañana conseguí terminarlo. Unas ciento y pico de páginas para el desenlace. No sé cómo podía escribir tanto. Seguramente, poca vida social.
Un oscuro bosque.
Ahora reescribo con más calma y menos tiempo. A mi alrededor, muchas cosas se hunden, pero tienes que aprender a salir a flote. Escribir esta historia me permite recordar cosas y saber por dónde he andando todo este tiempo. Intento ser mejor persona de lo que he sido, espero que me pasen cosas buenas. Es el acto de fe de un escritor y una persona pérdida. Sigo buscando y sigo escribiendo.
A parte de eso, tuve una charla con una compañera escritora. Ella tiene miedo a publicar, piensa que no es lo suficientemente buena, que nadie le publicará y que aquello que escribe no le gusta a nadie. Soy seguidor de su obra de no ficción (aunque su vida parece un delirio ficcional), he intentado buscar tiempo para su obra de ficción (he leído algo de ella y me gusta) y cada entrada en la que habla del proceso de escritura me parece un deleite. Mientras que yo hago cosas como estas, aburridas y melodramáticas, ella encuentra unas gotas de optimismo. Esta sección de hablar sobre lo que escribo nació gracias a su blog y su peculiar manera de ver las cosas.
Los escritores nos acostamos con el miedo de no saber si somos lo suficientemente buenos. Creo que nunca lo sabremos. Te pueden dar premios, publicarte todas tus obras y tener mil fans, pero eso no dice nada. Eso no te salva de esa sensación de nervios y creer saber que no eres bueno. Esa sensación creo que es algo implícito a todos los seres humanos, pero… No creo que sea un miedo bueno.
Si vivimos con miedo, nunca hemos vivido. Debemos arriesgarnos y saborear la victoria y la derrota, debemos enfrentarnos a lo que somos y podemos ser. Si nos quedamos y nos conformamos con lo que tenemos (nada), nunca haremos algo bueno en nuestras vidas. Nunca habremos vivido en realidad. Seremos presa de esa pregunta de: “¿y si hubiera hecho aquello?”. Eso no es bueno.
Todos somos monstruos.
Supongo que esta amiga y otros piensan que yo debo ser el exhibicionista máximo, publicando en varios sitios y hablando constantemente del proceso de creación de mis historias. Bueno, puede ser, aunque no tengo gabardina para enseñar lo auténticamente interesante… Coff, coff… Disculpen.
Creo que todos los escritores (y todos los seres humanos) tenemos una vena que ansía mostrarnos como somos (o queremos ser). Los autores lo hacemos por escrito. Los artistas, en general, en cada uno de sus campos desean mostrar ese trabajo en el que han invertido cada hora. Temen que se les eche abajo, pero lo necesitan.
Yo tengo miedo. Sería un idiota si no lo tuviese. A mi alrededor, las cosas no van tan bien como querría, aunque cuento con personas que me apoyan y me quieren y eso se necesita, tanto como, a veces, pasar por un mal trago o una crítica. Considero que si no lloras, nunca te limpiarás la cara y estarás con tu basura constante sin hacer ningún cambio. Eso no es bueno. Todo es una tristeza casi infinita que tiene bastante sentido en el fondo y si te das cuenta, incluso ríes. Ilógico, lo sé.
Violín y rosa.
Dejándonos de esto y haciendo memoria, recuerdo que abrí este blog en 2008. No esperaba llegar a mucha gente, eso seguro.
Os explico por enésima vez seguramente (son mis batallitas, ¡dejadme!): tenía unos amigos que leían La Historia, por aquella época, en un foro que abrimos siguiendo las ideas de una de las amigas. 
Cuando quise compartir La Historia con más gente (un profesor de Literatura en prácticas, con aspecto de chaval y que se parecía a Bécquer – no os volváis loc@s, muchachada-), mis amigos me dijeron que no querían. Ellos tenían sus entradas poniendo a parir al mundo. Yo también. Sería mejor hacerlo de otra manera. Respete su opinión, aunque mi vena melodramática me hizo abandonar ese foro en plan estrellita de rock. Soy muy... Bueno, ya sabéis cómo soy.
Me abrí un blog. Había conocido el tema de las bitácoras porque otro docente, mi tutora de bachiller de primer año, tenía uno y lo seguía. Así acabó naciendo El Antro de los Vampiros y Otros Monstruos.
Por A por B nació esto y siempre pensé que tendría un público pequeño. Ahora roza los 500 y es más cosas de lo que fue en un principio. Esto, la lucha de cada día, encontrarte con críticas, a veces no muy buenas, es lo que te enseña una importante lección: los miedos no significan nada y tú puedes llegar lejos. Hay que superarlos (come chocolate como decía Lupin en El prisionero de Azkaban).
El escritor es un ser con miedo, pero no puede dejarse anular por él. Nadie, escriba o no, puede hacer eso. Debemos luchar y nosotros luchamos tecleando y mostrando nuestro trabajo. Solo así podemos superar nuestro terror. De los cobardes no se ha escrito nada (¿salvo esta frase?). Es el momento de enfrentarnos a todo, siempre lo es mientras estemos vivos.

El Nosferatu de El Circo de los Horrores.
A parte de eso, fui a ver El Circo de los Horrores, con un montón de monstruos y cosas guais. Me he inspirado un montón para mis historias y me he cuestionado mi moral cuando alguno de sus monstruos se me acercó para asustarme y le respondí: "Hola, ¿qué tal?".
Cosas mías.

P.D.: He reescrito 446 páginas de las 578 que forman el Primer Acto, un 77% (¡BIEN!). Las tres partes son 3225, por lo que habría reescrito un 14 % (¡UPS!). En formato novela, solo llevo 432. Algo es algo. El camino se hace al andar, ¿no?


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