![]() |
Una imagen de mi enemigo supremo: el reloj. Imagen de dominio público. |
Algo va mal cuando tu pesadilla consiste en ir a una estación de guaguas y que se te escapen todas las que podrían llevarte, una detrás de otra... Acto que supone que te quedes tirado, esperando durante horas, pero no horas de sesenta minutos, sino horas que significan fragmentos de eternidad. Y eso que soy el típico que si tiene que recorrerse diez kilómetros en subida, se los recorre mientras tenga un audiolibro que escuchar.
Pero no deja de ser interesante que mi mayor miedo en mis sueños sea llegar tarde. Tal vez porque ya no tengo tiempo para estar en tantos sitios como debería a la vez. No es la primera vez ni será la última y no sé si me estoy transformando en un personaje de Alicia en el País de las Maravillas, pero vaya, qué terror para un tipo que, a veces, escribe historias de miedo y destrucciones multiversales. Morfeo se reiría de mí.
Ah, y esta semana soñé también que había un restaurante que cocinaba manos humanas. A eso todavía no le he encontrado una explicación freudiana o a secas. Puede que lo use para una historia, eso sí.