Microrrelato:
Raíces bajo tierra
En el viejo árbol se colocó un columpio, nunca ningún vivo se subió a él. ¿Quién dejaría a su hijo colgar en las ramas de los ahorcados?
Ahora las almas de los que dieron su vida allí esperaban
su turno, como hierbas de fuego y sangre. Quizás un día puedan columpiarse con
la fuerza suficiente para atravesar el firmamento, abandonando el infierno
donde aún arden.
El columpio del viejo árbol sigue moviéndose. No
dejará de hacerlo jamás.
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Imagen de dominio público. |