Reto Yo escribo (3): ¿Dónde y cómo escribes? (O yo también invoco a seres infernales mientras bebo agua)



Tercera pregunta: 20 de enero de 2014
¿Cómo es tu ambiente de trabajo? Fotos de los lugares, manías, rituales, incluso si coméis patatas fritas durante la revisión posterior. 

“Rayos y truenos acompañan mi soledad nocturna en el torreón, mientras convierto la oscuridad en la tinta de mis historias y los gritos y la sangre de las musas en algo más”.
 ¿A qué suena rematadamente pedante y sin sentido? 
Esto se debe a que evidentemente lo es.
Os voy a hablar de donde perpetro mis crímenes contra la literatura. 

Uno de los dibujos que tengo por aquí.
Me gustaría tener una antigua estanterías repleta de libros y que cuando accionase uno de ellos (seguramente un hijo ilegítimo del Necronomicón), se abriese un pasadizo secreto donde yaciese mi mesa con un montón de papel, pluma y tinta, además de una anticuada máquina de escribir. No, no tengo nada de eso, aunque espero que algún día, cuando sea la imagen de escritor atormentado que deseo transmitir y blablablá...
Qué deprimente puedo llegar a ser.
¿Podría centrarme y contar lo que vengo a contar?
Vamos a intentarlo.
Escribo en la sala de estar de mi casa por las noches y en otra habitación, una especie de estudio, por la mañana. Completamente solo, a poder ser. Si algo falla, suelo ir en busca de mis pósters, dibujos, libros, películas, figuras… si necesito pensar en algo.
Un regalo marvelita y un número de V DE VENDETTA firmado.

Otro de los dibujos.

Algunas de mis figuras predilectas.

Algunas más.
La mayor parte del tiempo intento asegurarme de que valga la pena lo que intento escribir. Por tanto, también incluiría los pasillos de mi casa y la manera en la que voy de un lado a otro, pensando en historias.
Dibujo de Maverick, por Jacobo.
Últimamente, suelo dar paseos nocturnos en coche con mi pareja y solemos hablar de historias, ideas… En esos caminos he encontrado mucho de lo que estoy escribiendo ahora, desde relatos hasta la novela. A veces hay que despejar la mente y el diálogo también puede ser bueno para contar historias.
También tengo una Moleskin con la que apunto ideas que desarrollar, al estilo de otros famosos autores, y suelo llevar varias anotaciones a mi ordenador, que temo que se está convirtiendo en una reliquia a pasos agigantados (pero aún resiste, la Atlántida sí que sabe hacer ordenadores…).
Está claro, en este hábitat, no hay nada de pasadizos secretos ni torres góticas con la tormenta y los rayos como eterna compañía. Solamente hay un par de teclas e ideas con las que deseo escapar de absolutamente todo durante un buen rato o para siempre (tampoco voy a ponerme excesivamente quisquilloso).
¿Qué? ¿Que si tengo manías o rituales a la hora de escribir?
Hurm…
Otro póster. Todo muy whovian sí.
No tengo grandes manías o rituales más allá de invocar a fuerzas malignas, aunque muchos consideran que sí (por ejemplo, si voy al cine tengo que comprobar cada dos por tres si tengo la cartera, las llaves y el móvil encima. Cosas mías). Al menos, para escribir, la más importante es que siempre intento empezar no por el principio, sino por la parte que más me gusta de la historia. Si este capítulo va de A a Z, a lo mejor empiezo por H y luego voy en un sentido a otro, uno y corrijo. Es un método que dudo que sea bien visto por los academistas, pero a mí eso me importa entre poco y bastante poco (preferiblemente lo segundo). Consejo personal: escribid como prefiráis vosotros. Ya está. No hay más, los consejos poco pueden serviros en esto.
Tengo otro método estúpido: si me aburro y veo que la historia no funciona, suelo cambiar la fuente de la letra, que es una estupidez pero es como si empezase de cero y recobro las ganas de escribir (es una completa idiotez sin sentido).
También podría considerarse una manía escribir de noche, aunque lo hago más porque es cuando puedo. No imaginéis que es algo así como un ritual para llamar a las musas, éstas solamente aparecen cuando trabajas, si vas a esperarlas toda tu vida, vas a morir sin haber escrito nada.
Mis sesiones de escrituras suelen durar hasta la una o las dos de la mañana, aunque suelo hacer pausas por la noche para ver alguna película o leer algún libro o cómic. Si sois lectores de este sitio, sabéis que suelo hacer retos como ver una película al día o leer 250 cómics y libros en un año. Ahí radica el secreto de mi vida social y mi nulo sentido del tiempo a la hora de cumplir con plazos.
Mi esperpento montón de libros. Faltan los cómics. Otro día...
Por las mañanas, suelo corregir, ocuparme de mi faceta más periodística para otros proyectos y el máster de cine que estoy realizando en estos momentos. También suelo contestar e-mails o actualizar este blog. Ya no estoy muy pendiente de las redes sociales, porque salvando algún aspecto positivo, considero que en su mayoría suelen ser batallas inútiles de ego y pérdidas de tiempo. Y sí, ya me estoy dejando barba para convertirme en uno de esos huraños ermitaños que claman contra todo lo aceptado por la sociedad.
Últimamente, suelo tener agua cerca, sé que decir que tengo ginebra o whisky me colocaría a la altura de esos escritores, que son tomados en serio por joderse un riñón o fumar como los detectives de las películas noir clásicas, pero no soy de esos. Ni una gota de absenta, qué deprimente.
Mientras tecleo, suelo ponerme los auriculares y escuchar música, desde bandas sonoras hasta algo de rock (ahora escucho algún tema deprimente de Joy Division y mientras corrijo esto al día siguiente de haberlo escrito estoy escuchando May Death Never Stop You).
Sobre la revisión posterior, suele ser lo peor. Sufro bastante releyendo los relatos y buscando fallos, intentando mejorarlos. Suelo ser inseguro y siempre siento que se me escapa algo y que nunca es perfecto del todo. Tengo varias novelas terminadas y dejadas en un cajón esperando la hora perfecta para su corrección, aunque nunca suele llegar. Pese a que en la fase de la idea y la escritura suele estar todo en el aire, considero que es mucho más complicada si cabe la fase de la corrección y la reescritura. Si no escribís, tal vez no os lo creáis, pero es así al menos para mí.
En estas fechas he intentado imponerme cierta disciplina, pero todo se va al garete cuando pienso demasiado. Creo que el error de este mundo es pensar demasiado o pensar demasiado poco. Pienso que la literatura es un mundo complicado y la escritura requiere de esfuerzo y talento, quiero cumplir con eso aunque sé que es arduo; lo peor es que te salten dudas como ¿para qué escribo tanto si nadie me leerá? ¿Significará lo que escriba algo para alguien? ¿Puedo llegar a ganarme la vida con esto? ¿Esta es la historia que quiero contar? ¿Escribiré todo lo que deseo antes de que la palme? ¿Debería dejar esto y dedicarme a otra cosa? ¿Soy feliz haciendo realmente esto?
Son mis cosas y con mis cosas escribo, sin manías o grandes rituales, pero con preguntas. No sé si preferiría más rituales y manías que preguntas. Tal vez intento responder a algo. No lo sé.
¿Y vosotros? Contestad también si queda algún monstruo que lea esto.

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