“Watchmen”
"Estamos en 1985, todo lo que crees conocer ha cambiado en un mundo donde los superhéroes existen, aunque en 1977, por extralimitarse en sus funciones, fueron prohibidos por el Acta Keene. Todo está a punto de cambiar para siempre.
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La historia empieza con el brutal asesinato de un antiguo vigilante enmascarado Edward Blake (alias El Comediante), quien se había distinguido en sus últimos años por servir ciegamente los mandatos políticos de Estados Unidos y que tenía una biografía llena de manchas (como el intento de violación a una superheroína Espectro de Seda I).
Eso le hará que advierta a sus viejos camaradas sobre lo que puede ocurrir: el primero será Dan Dreiberg (Búho Nocturno II), quien vive una gris y monótona vida tras que tuviera que dejar su carrera de enmascarado; después el filántropo magnate que explota el mercado de los superhéroes Adrien Veidt, quien fuese el mesiánico “Ozymandias”; y, por último, Laurie (Espectro de Seda II) la pareja del único ser con superpoderes, el Doctor Manhattan, quien sirve al Gobierno e intenta evitar el fin del mundo, pero se aleja cada vez más del resto de los seres humanos al ser superior a ellos.
Pronto se descubre un plan siniestro que pone a toda la humanidad en grave peligro. Los superhéroes luchan para detener la temida amenaza y descubren que ellos son el verdadero objetivo de la masacre.
Pero si nuestros superhéroes desaparecen, ¿quién nos salvará ahora?"
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Éste es el argumento de la película “Watchmen” estrenada el 6 de marzo de 2009, dirigida por Zack Snyder (director de “El Amanecer de los Muertos” y “300”) quien se arriesgó a adaptar una complicada obra nacida en el mundo del cómic hace ahora casi veinticinco años.

No pocos han juzgado la novela gráfica “Watchmen” para el mundo del cómic lo que “El Quijote” es para la literatura o “Ciudadano Kane” para el cine. Es decir, una obra inconfundible que marca el mundo artístico donde surge.
En 1988, se le distinguió con los Premios de Ciencia Ficción “Hugo” y, en 2005, apareció en la lista de “Las 100 mejores novelas del Siglo XX” que realizó “Times”. En ambas, es el único cómic.
Es una novela gráfica difícil, que impacta de lleno con cada uno de sus doce números al lector, no subestimando en ningún momento su inteligencia, sino fomentándola, haciendo que esté atento. Una obra maestra que no sólo por su número (más de trescientas páginas), sino por su complejidad narrativa y argumental, ha sido tachada como imposible de adaptar a otro medio sin perder su espíritu basado en la sátira, la madurez, reflexiones profundas, el realismo y la deconstrucción.
Ya a finales de los ´80, se barajó la posibilidad de una película y el director Terry Guilliam (creador de “12 Monos”, “El Imaginario del Doctor Parnasus”…). Gulliam abordó a Alan Moore y le preguntó cómo haría él una película de “Watchmen”. Moore le respondió con un contundente: “Yo no la haría”. Guilliam lo entendió y dejó el proyecto.
Pero hace un par de años, la idea de llevar la obra a la gran pantalla resucitó de la mano del prometedor Zack Snyder, quien ya había sorprendido con “El Amanecer de los Muertos” (remake de “La Noche de los Muertos Vivientes” de George A. Romero) y amasado cifras bastantes altas en taquilla con la adaptación de otro cómic: “300”.
Sobre el guión, David Hayter elaboró una historia poco fiel al original, que perdía muchos elementos y que adaptaba el final pobremente. Por fortuna, el guionista Alex Tse (lo reescribió con indicaciones de Zack Snyder) y consiguieron una obra realmente fiel al original que, pese a que defraudará a los fans más ortodoxos del original, consigue tener el espíritu de éste.
Así, a lo largo de la película disfrutamos de grandes frases de casi todos los personajes, protagonistas o secundarios que entran en función, con muchos momentos que hacen pensar y un suceso al final que abrirá más de un debate entre los espectadores, tanto los que leyeron el cómic como los que vieron el film. Porque ésa es una de las cosas que logra “Watchmen” que dos personas, una que no lo haya leído y otra que sí, puedan hablar sobre él y entenderse.
Lo bueno es que la película no subestima a los espectadores y muestra personajes redondos, nunca planos. Cada uno tiene un carácter marcado, su moralidad, una forma de vivir, de hablar… Son los superhéroes que hubieran existido en el mundo real. Cada uno representa, con varios matices, una forma de ser: el que ansia ser un mesías, alguien que ve el mundo en bueno y malo sin puntos medios, una persona que desea vivir como alguien más, un ser que ya no le importa la humanidad, otro que depende de su identidad superheroica para afrontar su existencia…
De la misma manera, se presenta a personajes oscuros y humanos, en una sociedad terriblemente corrompida.
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Una trama de tres horas de gran complejidad para hoy en día, llena de dilemas filosóficos que ya se planteasen en la obra original (¿quién crea el mundo? ¿Hasta dónde está el límite? ¿Qué ocurriría si existiesen los superhéroes en el mundo real? O la cita de Juvenal: ¿Quién vigila a los vigilantes?).
Cabe destacar que quien busca una película de acción descerebrada se va a llevar una decepción. En “Watchmen” hay pocas escenas de acción y las que hay (muy bien rodadas) tienen un interés argumentativo, lo que cuentan es importante, no están ahí porque sí. Lo negativo puede ser cómo cae en la cámara lenta y en el gore (para mofarse de otras películas de superhéroes, pero que muchos espectadores no entenderán y llegará a desagradar).
No es una película para todos los públicos. Es violenta e incluye desnudos, pero sobre todo una trama demasiado densa no sólo para niños, sino también para muchos adolescentes y adultos. Los que les gusten las películas de superhéroes pero busquen algo más, fans del original, del director, etc., es una película más que recomendable.
La duración cumple con un ritmo adecuado que, a veces, puede decaer o volverse muy apresurado, pero hay que ser conscientes de todo lo que se quedó en la sala de montaje hasta dejar la película en un tiempo asequible. Un punto negativo sería que en Estados Unidos ya se disfruta del montaje del director con todo lo que se rodó para el film, en España aún tenemos que esperar para una película de Watchmen aún más fiel de lo que ya es.
Imborrable la emotiva escena de los créditos de la película (llena de guiños para los lectores de “Watchmen”) en la que vemos como nuestro mundo se transforma en el de la historia, cogiendo de la mano al espectador y transportándolos a un lugar en el que la Historia es distinta, donde los aventureros enmascarados han dejado huella. Por ejemplo, el asesino del presidente Kennedy era El Comediante (miembro de una conspiración) a la vez que cuenta qué fue de los primeros superhéroes, los que formaron el grupo “Los Minutemen”. Todo ello acompañado de una canción que encaja a la perfección “The Times they are a-changing” de Bob Dylan. A su vez, mediante estas imágenes que nos introducen en la distopía de “Watchmen” también vemos el nacimiento y el ocaso de los superhéroes.
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No podemos olvidar en esta parte de la crítica recordar que el cómic es una obra cíclica, con varios juegos de simetría a lo largo de sus doce números. En el film, aparte de intentar llevar a cabo ésta de la forma más adecuada, también lo consigue mediante la música. El comienzo de la película, los créditos principales, tienen una canción de Bob Dylan; mientras que al final, hay otra de Dylan pero versionada por el grupo de rock “My Chemical Romance”, lo que plasma que las cosas han cambiado. Es simetría, pero también plasma algo más, un nuevo comienzo, un cambio (uno de los temas de la obra).
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La gran fidelidad con la que se ha llevado el cómic a la pantalla es un enorme mérito en el que podemos disfrutar de cómo capítulos como el uno se han adaptado (casi) literalmente haciendo que más de un fan se emocione y se alegre al ver muchos de sus momentos favoritos de la obra original en el cine.
En cuanto a la dirección de Zack Snyder (creador atípico de blockbusters), consigue mantenerse más sobrio, sin dejarse embaucar tanto por el efecto de la cámara lenta como hiciera en su anterior película “300”. Pese a ello, sigue cayendo en este efecto, en su caso “defecto” para una historia muy, muy alejada de los canones del cine superheroico al que el espectador está acostumbrado. Esto se debe a que en “Watchmen” los personajes sangran, lloran, sufren y aman de manera realista, no artificial. Ese aire superheroico que se le dan a algunas escenas (aire que no tiene el cómic), llega a matar a la película en esos instantes.
Hay que decir que la obra original se cimentaba sobre el género de los superhéroes, reflexionado, riéndose y homenajeando éste como hace “El Quijote” con la novela de caballería. Zack Snyder intenta hacer lo mismo con el género de los superhéroes en el cine: de ahí que el Búho Nocturno recuerde al “Superman” de los ´70 o al “Batman” de Tim Burton, el disfraz de Ozymandias sea una mezcla de los trajes de los ´90 del Hombre Murciélago o alguna pelea que recordará a las de filmes como “Spiderman”. Todo esto haciendo un gran contraste, porque en “Watchmen” ninguno de los personajes es bueno o malo, tienen vicios y virtudes.
De todas maneras, cabe destacar el amplio manejo que hace del material original y lo valiente que ha sido al arriesgarse a realizar un proyecto tan difícil.
En el apartado de las actuaciones, todos los actores cumplen en sus respectivos roles. Ahora, un breve comentario sobre el trabajo de los actores protagonistas:
Malin Akerman encarna a Espectro de Seda como la encarnación de la heroína que nunca quiso serlo, que siguió la carrera de su madre, quien se empeñó en que su hija continuará sus pasos. Pese a que en algunas escenas le cuesta transmitir, gracias al montaje del director, el papel de la actriz gana bastante peso.

Billy Cudrup (a quien se viera en “Sleepers”) interpreta de forma eficiente al Doctor Manhattan y consigue transmitir toda la tristeza de un personaje que cada vez se ve a sí mismo, debido a sus poderes, más solo. Supone para este mundo lo mismo que la bomba nuclear: nuestra salvación o nuestro fin. Cudrup, bajo los efectos especiales, logra conmover al espectador.

Matthew Goode (el cual trabajó con Woody Allen en “Match Point”) es el encargado de dar vida a Ozymandias, un personaje que en el cómic es la encarnación de la perfección, un líder carismático al que podríamos atrevernos a comparar con el presidente estadounidense Barack Obama. En la película, aunque el actor escogido palidece ante el del cómic, al menos logra llevar a buen puerto el papel de la mejor manera posible para él. Gran parte de sus diálogos, como el de otros personajes de la película, pasarán a los anales de la historia del cine.
Carla Gugino es la primera Espectro de Seda (la madre en la ficción de Akerman) y, desde los flashbacks al presente, podemos observar cómo pasa de ser una mujer de veintitantos años a estar al borde de la tercera edad. Consigue bordar el papel dotándolo de la atmósfera de nostalgia, frivolidad y pena del personaje del tebeo.

Jeffrey Dean Morgan (al que se ha visto anteriormente en la serie “Anatomía de Grey”) se transforma completamente en El Comediante, el personaje detonante de la trama. El actor es el calco del personaje del cómic, mediante el cual se cuenta cómo sería un superhéroe en el mundo real: un ser amoral y cínico.

Patrick Wilson interpreta al segundo Búho Nocturno correctamente: un hombre normal que sigue su monótona vida evocando con tristeza un pasado mejor (cuando era superhéroe). Logra incluso recordar al patoso Clark Kent que diera vida Chistopher Reeve en “Superman”.
Pero, sin duda alguna, el mejor actor del elenco es el desconocido Jackie Earle Haley (“Little Children” y, próximamente, “Pesadilla en Elms Street. El origen”) como el pragmático Rorschach. Lo conduce a la pantalla grande con una exactitud que cualquier lector de la obra cumbre del cómic se habría imaginado. Las escenas donde salen son las mejores, de la primera a la última, haciendo un trabajo excepcional.
En cuanto a la música, el compositor Tyler Bates (quien colaborase con Snyder en los dos filmes anteriores del director) crea una obra llena de matices que recuerdan ese sentimiento de pena y nostalgia que impregna toda la historia a la par que la mezcla con los toques de las melodías de “Blade Runner” de Ridley Scott (película de la que ésta bebe bastante en su sentido del aire de cine negro mezclado con ciencia ficción). Algunas de las composiciones más reseñables de la banda sonora original de Tyler Bates son “All that is good” (que narra de forma paralela la historia del Doctor Manhattan con la del resto de los personajes), “American Dream” (durante uno de los diálogos más emotivos de la película) o “I love you, Mom” (partitura que sirve para narrar el comienzo de un mundo nuevo).
También tenemos que señalar que la música sirva para crear un viaje desde los años ´30 hasta 1985 con canciones de estas épocas. Sobresalen, entre otras, “All Along the Watchtower” en la versión de Jimmi Hendrix (la cual da ritmo a la última parte del film en una transición de escenas imborrable de Marte a la Antártida), “The Sound of Silence” de Simon & Garfunkel (que impregna de tristeza el funeral del Comediante y el recuerdo de quién fue él) y “Pruit Igoe & Prophecies” de Phillip Grass (que hace que el flashback en el que se rememora la muerte de Jon Osterman y su nacimiento como Doctor Manhattan se conviertan en un momento épico). Además hay clásicos como el “Réquiem” de Mozart (una intensa escena final) y “La Cabalgata de las Valkirias” de Wagner (en un claro homenaje a “Apocalipsis Now” de Francis Ford Coppola.
Por cierto, estos homenajes culturales son geniales, como la sala de defensa de Estados Unidos que es casi idéntica a la de “¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú” de Stanley Kubrik).
No podemos olvidar que el sonido es sobresaliente y si se puede disfrutar nuevamente en un cine o con un home cinema se notará incluso del sonido de la lluvia o de los cristales rompiéndose.
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Sobre la fotografía, la película sirve para recrearse en la vista: se ha conseguido cargar cada escena de los elementos necesarios para enriquecer el filme. Además, logra juegos de luces sobresalientes y planos muy conseguidos (muchos de ellos calcados al cómic).
En el vestuario, se presenta la ropa de las diferentes décadas que abarca, desde los años 30 hasta 80, y la estética de los superhéroes es casi idéntica a la del cómic, con un aspecto “campy”, exceptuando los atuendos de Espectro de Seda II, Búho Nocturno y Ozymandias que han sido modernizados.
El decorado, como en el cómic, contiene un gran detallismo que puede captarse mejor viéndola varias veces (la relectura ya era necesaria en el tebeo, enriqueciéndolo de forma inimaginable). Se plasma un Nueva York desolado, sucio, solitario y oscuro que resume la existencia de cada uno de los turbios personajes de la trama. En él, se nota un mundo en crisis, a punto del apocalipsis nuclear, donde los grafitis, los desperdicios y lo anticuado (¿quién compraría o renovaría algo cuando el fin está cerca?) se encuentran presentes por doquier.
Por último, gran parte de la crítica no ha sabido comprender completamente una película que bebe de varias fuentes y va más allá de la pantalla. Muchos la han rechazado contundentemente debido a los prejuicios. Sin embargo, lo mismo ocurrió cuando “Blade Runner” se estrenó en su día y hoy es un filme de culto. Por ello, habrá que esperar. El tiempo dirá si Watchmen será o no un film de culto (para mí, como se puede ver, lo es).
Afortunadamente, como ocurrió con el mundo de las viñetas en 1985 gracias a “Watchmen” y “Batman: El Regreso del Señor de la Noche” de Frank Miller, el cine de superhéroes como el filme de esta crítica o “El Caballero Oscuro” han hecho que el género de los superhéroes crezca, se haga adulto y nos permita reflexionar.
Para mí merece un 9, aunque con el montaje del director tiene unas décimas más, pero el diez es imposible.
Esa nota la tuvo, la tiene y la tendrá siempre el cómic en el que se basa, una obra que demostró hace más de veinte años que otro mundo, para bien o para mal, era posible.
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