Como os conté hace unos días, tuve la oportunidad esta semana de impartir mi primer curso sobre creación literaria. Fue una experiencia tan especial que les dediqué unas palabras como cierre que ahora he querido compartir con vosotros. Espero que os gusten.
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La magia de los libros. Fuente. |
Me habéis sorprendido. Me
habéis entregado a la perplejidad absoluta. Me habéis dejado con los ojos
incapaces de parpadear. Y me he quedado noqueado, boquiabierto, estupefacto. No
me lo podía creer. ¿Por qué? Porque habéis sido increíbles.
A veces, en el mundillo
literario se rehúye a los adolescentes y se les convierte en un mero cliché. Eso
lo detesto, lo odio, me mata. Si esos rancios esqueletos polvorientos que se
han autonombrado como paladines académicos del buen gusto os conocieran, vieran
vuestros ojos colmados de ilusión, escuchasen vuestras palabras embriagadas de
ánimo y descubrieran que vuestros corazones laten sin seguir ningún compás,
esos viejos sacos de hueso maloliente estallarían.
No sois un cliché. No sois una
mentira. Sois nuestra realidad. Sois fascinantes. Rompéis cualquier molde.
Estáis vivos. Leéis y disfrutáis de las historias. Huis de los estereotipos y
los prejuicios. Amáis escapar y encontrar vuestro propio mundo. Sois el motivo
por el que muchos autores, entre los que me incluyo, escribimos. Sois esos
jóvenes cuyos ojos brillan cuando se deleitan con una leyenda. Sois esos chicos
y chicas que aún pueden ser cualquier cosa. Sois el futuro.
Asomarnos
a otros mundos ha sido una gran experiencia para mí y no solo
por el hecho de vagar hacia lugares infinitos, sino porque me habéis dejado con
el corazón en un puño. Agradezco al profesorado que lo ha hecho posible, sobre
todo a la profesora Conchi que ha creído en la posibilidad de hacer algo
diferente para transmitir nuestro cariño y gozo hacia las letras impresas. No
sabéis lo mucho que se lo agradezco, porque ha demostrado que en los tiempos
oscuros siempre hay atisbo de luz que demuestran que continuamos vivos.
Os propongo ahora que cojamos
esos relatos que habéis hecho (o aún estáis a tiempo de hacer) y los convirtamos
en una pequeña antología, en un libro conjunto con vuestro nombre que pueda
aparecer en las estanterías de la biblioteca. ¿Qué os parece?
Y es que, amigos, el camino no
termina, el camino no ha hecho más que empezar. Os animo a seguir leyendo, a seguir
escribiendo, a seguir contando historias. ¿Sabíais que, por ejemplo, J.R.R.
Tolkien tenía un grupo de escritores donde cada semana leían sus obras? ¿Por
qué no os reunís de vez en cuando y leéis vuestras historias? Yo iría
encantado. ¿Sabíais que, cuando yo tenía vuestra edad, empecé a contar una
historia sobre este instituto, convertido en un internado perdido, y donde los
estudiantes eran seres tan variopintos como vampiros o licántropos? Esa
historia la terminé porque mis amigos, que la leían, me obligaron a hacerlo con
sus gestos de ilusión y ánimo.
Algún día, espero que
recordéis este curso con el mismo cariño que yo ya le tengo. Seguid leyendo.
Seguid escribiendo. Seguid soñando. Seguid siendo jóvenes para siempre. Estáis
vivos. Vivid.