Una vuelta de tuerca de Henry James: ¿existe peor fantasma que nosotros mismos?

Una vuelta de tuerca es un libro adaptado en multitud de ocasiones a diferentes formatos. Esta imagen pertenece a una obra teatral, dirigida por James Noel Hoban, basada en el libro del que hablaré en esta entrada. Fuente.

Un escalofrío. ¿Hemos visto algo en la oscuridad de la noche? ¿Es la muerte ese pálido reflejo que se cierne bajo el fulgor mortecino de una luna gibosa? ¿Es la blancura de los huesos de los muertos la que nos espera? Preguntas; el miedo, al fin y al cabo, es la duda: ¿existen en la realidad los monstruos o los monstruos somos nosotros mismos? Una vuelta de tuerca es uno de los mayores exponentes literarios sobre esta peligrosa e interesante dicotomía. 

Hace dos años, por azares del destino, tuve la fortuna de ver la película The Innocents (Jack Clayton, 1961; en España titulada -con originalidad- como ¡Suspense!). Este film, con una majestuosa Deborah Kerr rodeada de unos portentosos secundarios bajo el guion coescrito por Truman Capote, nos conduce a una pesadilla clásica de la que luego beberían películas como Los Otros de Alejandro Amenábar. Después de deleitarme con el blanco y negro, las escenas terroríficas, la trama digna de Edgar Allan Poe y el sentimiento trágico de la cinta, me acerqué al libro, que ya se había adaptado varias veces (incluso con una precuela), aparte de en esta cinta: Una vuelta de tuerca, firmado por Henry James. Ya se sabe, si te gusta la película, puede que el libro te guste también, incluso más (quizás).


En 1898, Henry James escribió una obra siempre a descubrir por su capacidad de jugar con la ambigüedad, con el ¿y si...? Porque uno de los mayores terrores que podemos sentir es preguntarnos: ¿es real aquello que experimentamos o nos hemos entregado a la locura sin ni siquiera percatarnos de ello? 

La trama parece sencilla: una apocada institutriz acepta cuidar de unos niños en Bly, una mansión alejada de la civilización. El tío de los pequeños solo le pone una condición para contratarla: que nunca, pase lo que pase, le molesten. Poco después de llegar a Bly, la protagonista descubre que la anterior cuidadora de los niños pereció, junto a su amante, en esas tierras. Pero ¿qué ocultan los dos niños, Flora y Miles, tras sus sonrisas cándidas y sus palabras dulces? ¿Los muertos se han ido o sus garras se siguen abatiendo sobre las mentes de los inocentes? 

Parece terror (y lo es), pero no lo es tanto por las dosis de lo sobrenatural sino por algo más simple: puede que todo sea fruto de la locura de la cuidadora. Y es que el título de este libro nos hace sospechar que podemos hacer varias lecturas de la trama y ahí radica la habilidad de Henry James para que cada uno decida cómo completar ese relato que él dijo haber escuchado hace mucho tiempo y que está basado, por tanto, en hechos reales (una argucia readaptada para las leyendas urbanas, por cierto). Por un lado, podemos pensar que los fantasmas existen, que los niños han sido poseídos, que la casa de Bly está bajo el ataque de fuerzas venidas de ultratumba. Por el otro, podemos creer que la narradora ha perdido la razón, que los niños nunca estuvieron bajo la sombra de ningún espectro, que la mujer no está en sus cabales desde incluso antes de llegar a Bly y que oculta varios secretos bajo su imagen de bondadosa e inocente dama, desde un padre sobreprotector hasta una mentalidad turbia donde se refleja cierto deseo sexual anulado por sí misma. 

Si bien Una vuelta de tuerca carece de la exuberante gracia poética de otros autores a la hora de recrear el terror mediante el cuento (véase sin ir muy lejos al gran Edgar Allan Poe, del que toma prestados otros elementos), Henry James sí logra con su obra algo poderoso: la idea de la incertidumbre, lo turbio, lo inesperado, lo que puede ser, pero nunca sabemos, como la vida misma. Es ese compendio de sutilidad, esa forma de generar terror poco a poco y esa ambigüedad lo que hace de Una vuelta de tuerca una obra a recuperar y descubrir, porque no siempre en el género de terror podemos pensar que nuestro protagonista bien puede ser la víctima o el monstruo. 

Sin embargo, advertidos quedan de que el estilo de Henry James es enrevesado, tirando a veces demasiado por las oraciones yuxtapuestas, pero es parte del encanto de la novela: el acercarnos a un estilo del que actualmente carecemos o del que solo tenemos tenues imitaciones dentro del panorama del mercado literario. Si ustedes aceptan esto, disfrutarán. 

En resumen, Una vuelta de tuerca de Henry James nos habla de la inocencia, la locura y los fantasmas, incluso los que no son ajenos, incluso de los que son propios y se pierden en la oscuridad de nuestra propia alma. Temas con docenas de preguntas que nos embargan en un sentimiento atroz: el miedo. Y siempre lo harán. Fuente de la imagen de portada

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?
Envía un correo a sagadevoncrawford@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Seguidores

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.