El Reto del Juntaletras: ¿Por qué seguimos con el arte si el mundo parece ser una porquería?

El escritor de la película Ruby Sparks, una de las muestras de cómo seguir creando incluso cuando el mundo te pide parar. Fuente.
Es desalentador. Vivimos en una sociedad que fagocita los sueños y prioriza las necesidades impuestas por un sistema que no elegimos. Nace, sé programado, sobrevive, busca un trabajo, compra, compra, compra, cásate, ten hijos, administra el programa, sé un estorbo, jubílate, muere antes de ser una sanguijuela que quite demasiado tiempo. Eso es todo. Con fortuna (o por desgracia), en dos o tres generaciones nadie te recordará. La vida sigue adelante, tú no. Punto y final. 

No hay nada más, pero ¿qué hacer mientras sigas respirando? ¿Qué anhelos hallar en estos días amargos y estas noches sin sentido? ¿El arte es la respuesta? Cuando decides dedicarte a cualquier disciplina artística estás jugando contra todo lo establecido por el mundo en el que vives. No creas que por ello eres mejor; quizás pienses que eres más valiente que otro o que tu trabajo es más duro que el de un albañil que se levanta a las cinco de la mañana para partirse el alma día tras día. No, tú escribes porque tu alma lo pide y encuentras en ello sentido a toda la confusión que te rodea. Es duro, pero no hay una cláusula para el victimismo. 

Lo sé, el arte puede convertirse en tu trabajo, pero según el modelo de sociedad en el que vives (y más en este país malagradecido), siempre necesitarás de otra cosa para no morir en la calle. No te preocupes, muchos artistas han muerto así y entonces se revaloriza su obra después de muertos, pero ¿a qué no es un consuelo para ti? No, claro que no lo es. Vives atormentado porque tienes una historia que contar, un mundo que dibujar, una melodía que hacer sonar… El arte te atraviesa y tienes que tomarlo, porque es lo único que tiene lógica en este mundo de locos. Y sabes, mientras pasa el tiempo, que te gustaría tener cada minuto para ello, pero no es así. 

Saldrás corriendo y el mundo te pondrá la zancadilla: desde familiares que no te apoyan hasta amigos que se ríen de ti pasando por “artistas” que no quieren rivales o una sociedad que prefiere ver a una persona sacarse los mocos en un reality show antes que disfrutar de algo meramente artístico. No hay más. Tu carrera a todas estas es la búsqueda de no caer en nada de esto, en ningún otro lugar que destruya tu arte, superar cualquier mal y conseguir que tu arte sea realmente tuyo, eso es todo lo importante que puedes hacer en vida. Puede que sí, que te degrades por el camino, pero para algunos, el arte vale más que una vida (el arte puede ser eterno, la vida es efímera).

Por el camino hasta la muerte (eso es la vida), seguro que habrá fracasos. No temas a los fracasos, teme no aprender de ellos. Si no se ha errado es porque no se ha arriesgado lo suficiente o no se ha aprendido una importante lección: hay que seguir adelante, porque hay una historia en ti, un murmullo, una fotografía, un dibujo… una muestra de arte intentando escapar y tú no lo has elegido. Es un acto de generosidad, liberas una fantasía de otro mundo para iluminar este; algunos pensarán que es egoísmo, ¿por qué tu historia merece ser contada? No hagas caso, cualquier luz en esta tenebrosidad devastadora, vale la pena. 

¿Recordáis el inicio de la película La gran belleza? Es el siguiente: 

 “De pequeños, a esta pregunta mis amigos daban siempre la misma respuesta… “El coño”. Pero yo respondía: “El olor de las casas de mis abuelos”. La pregunta era: ¿Qué es lo que realmente te gusta más en la vida? Estaba destinado a la sensibilidad. Estaba destinado a convertirme en escritor. Estaba destinado a convertirme en Jep Gambardella”. 

Fotograma de La Gran Belleza, película donde se trata de lo humano y lo divino, de la vida y el arte. Fuente.
Esquivando lo que eres, podrías renunciar a tus sueños y “buscarte un trabajo de verdad”, negando el arte. Podrías negar lo que eres y convertirte en lo que los demás quieren que seas. Podrías aceptar que tal vez tu vida no es nada y que prefieres vivir otra precocinada: nacer, vivir, morir, postres tras el almuerzo, siesta por la tarde, sentimiento de lamentación cada veinte minutos antes de dormir… Puede que un día te mires al espejo y te horrorices de ver a otro que no eres tú en el reflejo. Y a lo mejor entonces te preguntas: ¿y si me hubiera dedicado a contar, cantar, dibujar… lo que quería? Puede que aceptes tu destino y puede que no seas un artista que pueda presumir de ser una persona feliz. Puede que el mundo te abrase como una llama. Puede que a nadie de esta época le gustes. Tal vez mueras con la mano rota de pedir misericordia. A lo mejor eres flor de un día y consigues éxito para luego nunca más ser recordado. Quizás te vueles la tapa de los sesos cansado del dolor. Cabe la posibilidad de que ni en vida o muerte haya nadie que piense en ti. 

También está el hecho de la frustración, la tristeza y el deseo de huir de todo que te da el arte cuando no fluye, cuando todo a tu alrededor te bloquea. Quizás quieras dejarlo, quizás no. Puede que algún día saltes desde el balcón o puede que mueras de viejo, pero has intentado hacer aquello para lo que has nacido. He repasado lo oscuro y lo triste de elegir o no el arte, pero cualquiera que alguna vez haya puesto una palabra sobre el papel, un trazo sobre un cuadro, un fotograma en el conjunto de una película… sabe si ha disfrutado o no, y acaba conociendo si es su esencia. 

Si todos nacemos con una parte única en nuestro interior, una llama imperecedera, puede que sea el arte. Transformamos esas ascuas en algo que brilla y nos sentimos felices y realizados sabiendo que ese fuego que nos calcina tiene un motivo. Y sonará cursi o pedante, pero puede que si lo hayas sentido, tenga todo un motivo de ser, o puede que seas tan creativo que lo hayas sentido de una manera diferente o, ¡aún esté por llegar! O cambie, ¿quién sabe? ¡Esto es arte, no es algo exacto e invariable! ¡Sé tú! ¡Busca lo que desees! 

El arte da sentido a la existencia de muchas personas. Ningún “artista” o crítico podría tirar abajo los sueños de nadie cuyo deseo sea hacer arte. Si existe un sentimiento artístico sincero, el artista morirá siéndolo, pues no puede escapar de la esencia de lo que es. Por eso seguimos cantando, pintando, escribiendo, rodando, bailando… porque pese a que el camino pueda parecer desalentador y oscuro, hay una llama de deseo y luz que nos permite alumbrar cualquier camino. Y así nos encontramos a nosotros y al mundo. Y, a veces, es algo que basta cualquier esfuerzo.

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