“Una mañana al despertarse Gregor Samsa en su cama de un sueño desosegado, se vio convertido en un horrible insecto”
Críticas de libros:
La metamorfosis de Franz Kafka (1915)
![]() |
Fragmento de una de las numerosas portadas con las que cuenta este clásico de la literatura. Fuente. |
“A ver si lo digo…– respondió, y no podía seguir hablando por la risa–, que… que de deshacerse de la cosa ésa de ahí al lado ya no tienen que preocuparse, ya me he ocupado yo. Ya está resuelto”- Asistenta.
La trama de La Metamorfosis es la mar de sencilla (aparentemente, al menos): Gregor Samsa despierta convertido en un insecto y su familia pasa a convertirse en lo que realmente son: gente que lo apreciaba mientras estuviese ahí para dar dinero cada mes. Ahí se guarda el mensaje de la obra: lo mucho que quieren algunas personas a lo que se puede poseer, ya sean objetos o dinero, dejando por el camino lo realmente valioso, como puede ser el sentimiento de cariño hacia un familiar. El hecho de que Gregor se transforme de la noche a la mañana en un insecto queda en una metáfora, no hay una explicación, aunque una vez leída la obra uno pueda sustituir este hecho por cualquier otro que suponga un cambio drástico y duro para una familia. Un lector tampoco podría exigir una explicación, ¿para qué? No obstante, existen (y existirán) docenas y docenas de estudios sobre el tema.
Lo importante son los personajes, que sirven para la obra, desde la inocencia patética de Gregor Samsa hasta un padre autoritario y patético, pasando por una madre depresiva patética o la hermana patéticamente buena (además de los patéticos secundarios como los huéspedes, la sirviente o el apoderado). Esto nos lleva a lo patético de nuestra propia realidad, de ahí la insistencia en esa palabra a lo largo de todo este párrafo. Y se recalca una y otra vez. Kafka juega con algo original, algo incluso divertido, para ver la dureza, la crueldad, de la vida. Y todo resulta kafkiano, algo casi surrealista, una angustia absurda. Es más, cabe la inocente pregunta (bueno, quizás no tan inocente) de si hay algo de Kafka en el personaje de Gregor y la relación problemática que tuvo el autor con su padre.
El ritmo de La metamorfosis está acorde con la historia, dividida en tres partes: pasamos de una presentación y la extrañeza a un nudo donde se deja ver el posible y triste final de la tercera. Durante estos tres extensos episodios podemos sentir que el ritmo decae, que puede volverse algo lento, pero ¿no le pasa lo mismo al personaje de Gregor? Es el camino hacia el fin de tantas ilusiones al darse cuenta de la realidad. Franz Kafka quiso en vida que, cuando muriese, sus manuscritos se quemasen (había publicado años antes La metamorfosis). No obstante, su albacea, Max Brod, publicó de forma póstuma muchas de sus obras. Pensar que hubiera ocurrido lo contrario nos hace pensar en una gran tragedia para la Literatura.
La obra de Kafka, aparentemente sencilla, nos enseña algo bastante importante que se mete en tu mente con gran fuerza y nos hace plantear que si hemos hecho algo tan horrible, debemos intentar convertirnos en algo mejor, transformarnos en otra cosa. Sufrir una metamorfosis en ese sentido, no estaría mal. Si alguien la lee y piensa “esperaba algo más”, lo recomendable sería que la leyese una y otra vez hasta captar que no sólo es grande la moraleja, sino también la forma en la que está presentada, su narración, sus personajes, la originalidad… Eso sí, cuidado con cómo despertéis mañana, después de un sueño desosegado.Partamos de algo que todo el mundo sabe: La Metamorfosis (o La transformación, según otras traducciones) de Franz Kafka es uno de esos libros que hay que leer en la vida. Ya sea por la moraleja que guarda como por su estilo (ameno y directo), como para poder saber si alguien farda o no cuando dice que ha leído a Kafka o utilice el término “kafkiano”.
“¿Han entendido ustedes una palabra de lo que ha dicho?– preguntaba el apoderado a los padres–. ¿No nos estará gastando una broma?”