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Ya se ha estrenado Star Wars. Episodio VII: El despertar de la Fuerza (por si alguien no se había enterado, lo cual es posible viniendo de una película independiente como esta, de bajo presupuesto y casi desconocida, ¿no?). Y después de meses sin ir al cine, pude verla en el estreno de madrugada y, desde entonces (¿no tuvimos ayer la jornada de reflexión por eso?), llevo pensando bastante en el estado del cine actual y lo que supone ahora el acto, para algunos casi religioso, de atender a una sala de proyección esperando que la ficción le embargue: ¿es un rito necesario o es una moda?
Ver El despertar de la Fuerza ha sido para mí como reencontrarte, siendo adulto, con un héroe de la infancia. Cuando eras un crío, idealizabas a ese héroe, nunca fallaba, siempre hacía lo mejor posible y parecía sobrehumano. Ahora, eres adulto y te das cuenta de que ese héroe no lo es ya, que solo es una copia de sí mismo y que sus defectos se ven con total nitidez. Aún así, disfrutas de los pequeños gestos que te recuerdan a ese héroe de la infancia, pero los gestos negativos que ves siendo ya un adulto sepultan todo lo demás. Y cuando el encuentro se alarga más de lo innecesario y se roza el camino de la telenovela, ¿qué más puede ocurrir? Lo siguiente:
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¿Es todo lo que pedíamos? Fuente. |
¿El despertar de la Fuerza es un remake?
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La original, la obra que nos convirtió a muchos en fans. Fuente |
El despertar de la Fuerza ha sido un remake enmascarado de Una Nueva Esperanza: personaje secuestrado (Leia, Poe), robot (R2-D2, BB-8) con un mensaje de importancia (los planos de la Estrella de la Muerte, el mapa de Luke) para los buenos (la Alianza Rebelde, la Resistencia), mientras los malos asaltan (la nave Tantive IV, Jakku) liderados por un maestro de las artes Sith (Darth Vader, Kylo Ren) que sirve a un emperador (Palpatine, Snoke) y que fue en su día un héroe caído en desgracia que extinguió a los Jedi de su generación y que lucen una apariencia similar.
A todo esto, podemos añadir el personaje humilde que vive en el desierto que encuentra el robot (Luke, Rey) o la arma de destrucción de los villanos (una tercera -porque a la tercera nunca va la vencida- Estrella de la Muerte). Y si añadimos los constantes homenajes (algunos no molestan, como el tema de la "chatarra" de nave que ya revela más al espectador avispado de lo que queremos ver), nos encontramos con situaciones similares como ese duelo en un puente que nos evoca al Obi-Wan contra Vader del Episodio IV. Eso cuando muchos llevan argumentando que muchos de los errores de La Amenaza Fantasma eran fruto de la repetición de la estructura (aunque sin gracia) de Una Nueva Esperanza, ¿en qué quedamos? Y así, seguimos con El despertar de la Fuerza, sumando y sumando guiños hasta que la película se transforma en un enorme Easter Egg que nos lleva a pensar: ¿no hay más camino para Star Wars?
Pensemos. Star Wars es uno de los grandes hitos de nuestra generación... Bueno, y de cualquier generación desde su estreno en 1977. Y siempre ha sido una galaxia digna de ser explorada en videojuegos, cómics, libros, series de televisión... Y aunque en este Universo Expandido han surgido algunas obras interesantes, en el cine parece que se quedó anclado en una serie de temas que no le han permitido avanzar. Tenemos la trilogía original (con ese pequeño error de repetir la trama de la Estrella de la Muerte, entre otras cosas) y una precuela soterrada a narrarnos la caída de Anakin, y ahora teníamos la oportunidad de descubrir una historia completamente nueva que ampliase los márgenes de esta galaxia... Y descubrimos que la serie de guiños y demás preparados por Abrams ("¿Jar-Jar Abrams?", se preguntarán los malvados) y su equipo consiguen que todo suene a ya visto, a una sucesión de repeticiones que poco aportan al espectador que espera algo más. Muchos soñaban con que los errores de las precuelas desaparecieran (si es que estos errores no estaban ya presentes en El Retorno del Jedi), pero los sueños, sueños son, y cada uno los evoca como quiere, si es que al despertar los recuerda.
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¿Esperábamos viajar por el hiperespacio y nos hemos quedado por el camino? Fuente. |
Expectativas contra realidad
El espectador que espera algo más. Esa es una de las claves, ¿saben? Siempre he pensado que las precuelas (independientes de su calidad), decepcionaron a mucha gente porque esa gente llevaba armando en su cabeza las precuelas de Star Wars, imaginándose sus más y sus menos, esperando todo y luego encontrándose con la historia de Lucas que no cumplían lo que esperaban. Altas expectativas (o expectativas particulares) frente a la realidad, animadas por el odio típico de Internet o del nerd acérrimo que dirigió su episodio I, II y III con sus figuritas de colección.
Pero ¿y qué ocurre con el espectador que espera algo más, pero que no sea lo que ha imaginado? Todos los fans hemos pensado alguna vez en qué ocurría tras el El Retorno del Jedi, de forma más tímida o más elaborada (yo escribí con catorce años unas continuaciones apócrifas que están en unos cuadernos por casa, ay), pero hemos crecido y queríamos encontrar algo nuevo, algo fascinante, algo que nos hiciera sentir como niños y, aunque no traicionase el espíritu, si aportase algo más nuevo, más original, a partir de las raíces míticas y del viaje del héroe que siempre han alimentado las ascuas de Star Wars... Pero no lo hemos encontrado o, más correctamente, no lo he encontrado y eso puede ser más grave en una época donde ir al cine supone enfrentarse, a veces, con tramas menos elaboradas o ambiciosas que muchas grandes series que podemos disfrutar vía servicios como Netflix o canales como HBO. ¿Estamos ante una crisis o revolución de los medios? Puede, pero ese tema quizás sea para otra columna donde se hable, de entre otras cosas, de cómo una trama evoluciona mejor a lo largo de trece capítulos de una hora, que en dos horas de película.
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Ren, ¿un villano a la altura? Fuente. |
Lo que no queremos ver
Hay muchas cosas a tener en cuenta en los puntos negativos de esta secuela para mí:
- La trama principal de El despertar de la Fuerza es demasiado endeble.
- Todo suena ha ya visto.
- Un Jedi que antes aprendía los caminos de la Fuerza de mala manera ahora los aprende con solo cerrar los ojos.
- Un lord Sith (aunque no lo quieran llamar así) es solo un niñito con una pataleta.
- Las naves solo cambian de color y no de aspecto en treinta años.
- Los malos vuelven a recurrir al plan que ya ha fallado dos veces (como si Sauron hiciera otro Anillo Único, como si Voldemort hiciera otro siete horrocruxes...).
- Un personaje carismático Poe desaparece sí o sí.
- Docenas de resoluciones que esperan el obligado Episodio VIII para hallar respuesta (quién es Rey, quién es Finn, cómo se pasó Ren al Lado Oscuro de forma exacta...).
- Una película donde hay cambios que parecen solo para vender figuritas (el brazo rojo de C-3PO, que un amigo señaló ya como otra estrategia de marketing, una de esas que hacían que muchos acusasen a Lucas de juguetero, pero no a Disney, la misma Disney que tantos odiaron por comprar Marvel y no Star Wars, por ejemplo).
- Una trama apenas atisbada y eso que la película dura dos horas (¿esto va de buscar a Luke? ¿De buscarse a sí mismo?),
- Otros personajes como la Capitana Phasma (que se nos prometió -y tal vez el error está en eso, en prometer y en creerse el hype- que sería una gran villana, queda relegada a un par de escenas sin más)... Y eso que esperábamos que hubiera un aporte de tramas y personajes nuevos que nos hiciera alucinar como cuando éramos niños.
Y lo irónico es que algunos de estos fallos (por así llamarlos), desaparecen ante la mirada de algunos de los fans que más han odiado las precuelas y que aquí glorifican esta secuela, tal vez más llevados por el entusiasmo y la moda de nuevo en auge de Star Wars que por otra cosa, porque sí, ahora Star Wars vuelve a estar de moda y todo el mundo es fan.
Quizás, ¿el problema es que ya no somos niños? ¿No podemos ser engañados como cuando éramos críos, si es que los críos pueden ser engañados? ¿Esperábamos demasiado y no obtenemos nada? ¿Esperábamos poco y ni siquiera esa nimiedad nos salvaguarda? ¿Somos felices sin más volviendo a escuchar un sable láser en las pantallas de cine? ¿O somos felices porque deseábamos volver a ver a Han Solo, Chewie, el Halcón y todo ese carisma desbordante?
No lo sabemos o no lo sé. Lo que es cierto es que El despertar de la Fuerza se ha convertido en un éxito mastodóntico en los cines, que su mercadotecnia se venderá durante estas Navidades (y después de estas Navidades) como el último grito que puede que sea, que la moda de Star Wars ha vuelto, que muchos amarán u odiarán esta película incluso antes de verla y, lo más sensato, después... Y que algunos sentimos que no sabíamos ni lo que esperábamos cuando se nos ha presentado este viejo ídolo de la infancia cuando ya no somos niños y le sonreímos queriendo ver lo mejor, mientras la sombra de nuestra opinión real nos atenaza y la opinión de cuando éramos críos titubea. Aún así, que la Fuerza nos acompañe. Siempre.
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¿Y qué pasará tras el despertar? Fuente. |
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¿Tiene Guardianes de la Galaxia más espíritu de Star Wars que El despertar de la Fuerza? Fuente. |