![]() |
Tiempo, tiempo, tiempo... Imagen libre de derechos. |
Me gustaría poder escribir más. En
serio. No es esa excusa que se pone para hacer el vago o decir: "es que la musa no
ha venido a acostarse con mi imaginación esta noche". No, es simplemente que no
tengo tiempo para hacerlo.
Mi vida actual
consiste en una emocionante aventura monótona (nótese la ironía si se quiere notar). Despertarme a las 5.50 de la mañana, coger la guagua (o autobús, o
lo que sea) a las 6.40 por suerte con un compañero de instituto que está haciendo otras prácticas y con él que puedo hablar de Juego de Tronos y cualquier rollo que nos venga a la cabeza (gracias), ir un tranvía a las 7.15, llegar al trabajo a las
7.35, estar en la redacción de la radio (haciendo producción, redactando, hablando...) con las prácticas hasta la 13.35,
luego es comer por ahí con la parienta sobre las 14.00. Después, estar en mi Facultad con el trabajo de
fin de carrera hasta las 19.00, pasear un poco, regresar a mi casa a las 21.00 o 22.00 de la
noche.
Por medio, tengo que corregir historias, escribir-corregir Blade (serie que la tengo más abandonada de lo que quisiera), hacer cuentos o relatos, elaborar críticas, actualizar y ayudar en
el otro blog, colaborar en GENCOMICS, intentar llevar a cabo un proyecto en
iWrite, ponerme manos a la obra con CANARIAS 3.0., hacer un spot publicitario…
Cosas de ser una mezcla de escritor, periodista y gustarme el cine. Como siempre, cuando más tengo que hacer, ¡más ganas me dan de escribir! Siempre me pasó con las fechas de exámenes, ¿sabéis?
Y no tengo
tiempo para escribir lo que desearía estar escribiendo. Y no sé bien cuánto
durará esto, porque quizás tenga que pasar algo como “pum” para que todo
termine. No siempre se puede estar huyendo, a menos que encuentres una Tardis.
Aún así, me alegro de encontrar cosas para apartarme de una vida que en otras cosas es horrible. Al menos, puedo escapar y eso siempre es bueno.
Escribir es una
necesidad, es lo que hago desde más de la mitad de mi vida... Y siento que un día perdido es cuando no puedo hacerlo.
Intento distribuir mi tiempo y me alegro de no tener ningún momento donde
aburrirme, pero echo de menos poder vagar por esa Transilvania ficticia donde transcurre La Historia. Puede que ahora esté viviendo más que nunca mi propia vida, pero también me
gustaría vivir más a través de mis personajes, como siempre.
Si os interesa, estoy con la segunda
parte de La Historia y sé que va muy lento el proceso de reescritura. Sé que
los colegas que hacen de agentes literarios me van a matar por no estar con la
historia de fantasía urbana al estilo Doctor Who (aunque he corregido el capítulo uno, ¡bien!) o con la de superhéroes. Lo
siento profundamente, por ahora sigo reescribiendo sobre vampiros, monstruos y
demás cosas.
Pero me gustaría
poder escribir más y prefiero escribir este post para intentar resucitar El
Antro, que se ha convertido en ese zombi que revive de domingo a domingo e
intenta dar algún coletazo que diga: “hey, sigo aquí, monstruo”.
Si todo marcha bien,
espero poder cada semana seguir hablando de lo que surja, pero sobre todo de La
Historia si consigo escribir algo: la crítica que me han ido haciendo de la primera parte a falta de otra corrección tras la reescritura, cómo recuerdo días de escritura del
pasado (del primer borrador) con claridad, cómo estos personajes parece que
los conozco tanto, cómo alguna vez escribí sobre gente que existió y al
final adivinaba cosas de ellos a través de cómo los escribías, cómo intento
que todas las piezas encajen, cómo me asusta que el principio tenga casi
doscientas páginas, cómo a veces me siento como esos personajes, por qué
el tiempo pasa y no podemos aferrarnos a nada que queramos…
Ah, y algo que he ido aprendiendo: la nostalgia no es más que una zorra con cara bonita que se hace pedazos una vez la toques y es mejor rehuirla.
Y también espero que
os vaya bien a todos vosotros, porque si habéis leído esto supongo que es
porque aún os importa lo que escriba.
¡Sois monstruosos!
Y eso siempre es
bueno.